Y es que, las cosas cambian, ya sea para bien o para mal, nos guste o no, no podemos cambiar el destino.
Aquellos amigos de la escuela, que siempre quisimos estar con ellos ahora ya no están muchos de ellos, tomaron caminos distintos.
Por mucho que lo intentes, que te esfuerces, que quieras retroceder el tiempo para arreglar problemas, recuerda que la vida no para para nadie, ni siquiera para ti.