miércoles, 4 de junio de 2014

Sino.

Son las 15:00h. Suena el teléfono. Una voz tanto extraña como conocida te da una dirección. Te vistes, te arreglas y sales al lugar indicado. Vaya, un viejo amigo tuyo, tiene algo que darte. Un papel blanco metido en un sobre. Dice ser una carta. Se va, puesto que tiene prisa. Guardas el sobre en aquel bolso marrón de cuero que siempre llevas. Llegas a casa. Te encierras en la habitación. Sacas la carta del bolso y la abres cuidadosamente. Lees...

"Eh, tú, ¿te acuerdas de mí?

Soy aquel que siempre te esperaba a la salida de clase para acompañarte a casa porque decías que te daba miedo ir sola por la calle.
El mismo que podía estar hasta altas horas de la madrugada consolándote por WhatsApp y subiéndote la autoestima, ya que tú de eso tenías poco.
Ese que nada más mirarte a los ojos sabía si estabas bien o si estabas mal.
El que se dejaba la vida y la piel para conseguir iluminar tu risa.

Y dime, ¿te acuerdas de mí?"