
Me enciendo un cigarro mientras espero que aparezcas por mi puerta, con esa sonrisa que me vuelve tan loca, esa camiseta que tanto te gusta y te tumbes en mi cama, a mi vera. Tus labios, tus besos, tus caricias, esas manos tan calurosas que me alegran cada invierno. Que nos miremos de frente y sonrías como un idiota.
Hace frío, y hay mucho silencio, una gran niebla en mi cabeza que no cesa, mis labios llenos de grietas necesitando los tuyos para curarse.
Se me ha consumido el cigarro, y, no estás.
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